05 LA LEGITIMIDAD HISTÓRICA PERDIDA  —  

(Basado en un trabajo del Q.H. Allende - Nombre simbólico)

      Es un tema bastante complicado de explicar por los diferentes hechos, circunstancias y hermanos implicados. El proceso del retorno de la Masonería a España, después de la cruenta represión del anterior Régimen, que llegó a extinguirla por completo, fue un absoluto desastre,  salpicado de ambiciones de poder y mezclado con infiltración de la policía, dado que el Gobierno de turno no deseaba su re-instalación en el país. Sólo unos pocos miembros de la Orden lograron escapar con vida a Marruecos y Francia y algunos, posteriormente, a Hispanoamérica, en su mayoría a México donde encontraron los miembros del Grande Oriente Español (GOE) el "asilo masónico" que les proporcionó la Gran Logia del Valle de México. La supervivencia del GOE fue mas bien a nivel administrativo porque no tenía logias activas, los masones españoles exiliados se inscribieron en logias locales, en algún caso compuesta exclusivamente de españoles, pero adscritas a la Gran Logia, o Gran Oriente, del país de acogida.

      Los historiadores profesionales, los llamados “masonólogos”, como Ferrer Benimeli o Pedro Lázaro (ambos jesuitas), que hacen sus investigaciones avaladas principalmente con documentos escritos, han pasado de puntillas por este período reciente de la Masonería española. Casi todos se quedan en el año 1939 y alguno ha investigado parte del exilio, pero ninguno escribe, curiosa y casualmente, desde el año 1975 en adelante.

      Es muy difícil encontrar testigos presenciales imparciales porque la Masonería española quedó clara y definitivamente dividida, lo cual no es una novedad porque es una consecuencia de la lucha que libran desde el último cuarto del siglo XIX la masonería inglesa y la masonería francesa, aquélla con la “United Grand Lodge of England”, la llamada Gran Logia Madre, y éste con su buque insignia del “Grand Orient de France”. Ocurre en casi todos los países del mundo y España no podía ser diferente; se convirtió en su particular campo de batalla y de lucha de intereses, poco o nada masónicos, dicho sea de paso.

      Con el Tratado de Amistad firmado entre el general Franco y los EE.UU. se permitió la creación de logias en las bases americanas instaladas en España, pero, sólo bajo la condición de no admitir españoles. Estas fueron las primeras logias que levantaron columnas después de la Guerra Civil. 

      En 1973 se funda en Oropesa (Castellón) la Resp.·. Log.·. La Luz, formada por francmasones belgas de diversas obediencias liberales (línea francesa) deseosos de ayudar al renacimiento de la Orden en España. En el año 1976 la R.·. L.·. Matritense, al Oriente de Madrid, con miembros del Grande Oriente de España (GOE). del exilio. En septiembre de 1976, el representante en Francia de éste, José Torregrosa, participa como invitado en la asambleas generales del “Grand Orient de France” y de la “Grande Loge du France', ambas en París. El 2 de febrero de 1977 se constituye la R.·.L.·. Logia Minerva-Lealdad, con la intención de afiliarla al GOE, en cuyo registro acabaría ostentando el número 3, siendo elegido Venerable Maestro Rafael Vilaplana Fuentes (nombre simbólico Bolívar).

      En 1977 el Gran Maestre del (GOE), Jaime Fernández Gil de Terradillos, con el consentimiento de los supervivientes del Gran Consejo Federal Simbólico, reunidos en su exilio de México, deciden regresar a España y tomar posesión del territorio español. Reunida la primera Gran Asamblea en España en Madrid, después de casi 40 años. El día 2 de noviembre de 1977, se nombra la Comisión Permanente del Gran Consejo Federal Simbólico (Gobierno de la Orden) y declara terminado el exilio; posteriormente presentan la documentación y la solicitud de inscripción del GOE en el Ministerio del Interior, siendo entonces ministro Rodolfo Martín Villa. El 29 de noviembre de 1977, asistiendo, además del Gran Maestre, Jaime Fernández-Gil de Terradillos, el Gran Maestre Adjunto, Antonio del Villar Massó (que posteriormente se descubrió que era un infiltrado de la policía española, alias “Limón”) y otros tres miembros del nuevo Consejo Federal, hacen unas declaración de principios e intenciones ante la prensa entre las que se destacaban una mejor relación con la Iglesia Católica y respetar el sistema monárquico instaurado. Ante la negativa de celebrar una nueva Asamblea General, se realiza otra Asamblea donde se nombra Gran Maestre a Antonio del Villar Massó (el citado policía infiltrado) el cual hundió al Grande Oriente Español a las cotas más bajas posibles.

      La finalidad básica y oculta de Villar Massó para crear el GOE, atestiguada por masones diversos y reconocida por él mismo a alguna persona de su confianza, fue la de intentar obtener influencia personal y poder acceder a la supuesta gran indemnización económica que esperaban obtener reclamando en nombre de "su" GOE, presentándolo como único heredero de la masonería histórica española, el patrimonio inmobiliario incautado por Franco al conjunto de las obediencias masónicas españolas. Fue el primero, pero no el único, en intentarlo.

      Este grupo inicial perdió la confianza de la Masonería en el exilio, compuesta fundamentalmente por republicanos anticlericales, por entender que estaban actuando por su cuenta y se declaró nula la inscripción solicitada por el GOE; irradió (expulsó) de por vida a Jaime Fernández-Gil de Terradillos, Antonio del Villar Massó y Antonio García Borrajo. Dio un nuevo mandato a Francisco Espinar Lafuente, Rafael Vilaplana Fuentes, José Torrente Durán, Julián Calvo Blanco y Pedro Ros Carrasco para que regularizaran la presencia en España, lo que dio lugar a que finalmente se produjeran dos inscripciones que pretendían vincularse a la tradición del Grande Oriente Español: 

    • La primera presidida por Antonio del Villar Massó (el infiltrado de la policía), con el nombre de Grande Oriente Español (GOE), que después reclamó para si la Gran Logia de España (GLE), valiéndose de los execrables servicios de un conocido personaje muy poco recomendable, Miguel Angel Foruría Franco, el cual les facilitó a los de la Gran Logia de España (GLE) una copia del Registro de Asociaciones del GOE y la exhiben como “la Carta Patente” (inexistente, por otra parte) y que la utilizan para decir que la es la “heredera” del Grande Oriente Español...

      • La segunda la presidida por Francisco Espinar Lafuente y otros con el nombre de Grande Oriente Español Unido (GOEU), que es la que reclama para si la Gran Logia Simbólica Española (GLSE). Hay un documento del Supremo Consejo del grado 33 y último para España, única institución masónica española que ha conservado su legitimidad histórica con una antigüedad de casi 200 años ininterrumpidos, firmado por su Soberano Comendador Julián Calvo Blanco, 1978-1986, reconociendo como auténtico representante de la Masonería española al Grande Oriente Español Unido (GOEU).

      Reconocido por los masones en el exilio y el Supremo Consejo, Francisco Espinar Lafuente intentó obtener el reconocimiento de la regularidad para el GOEU pero fue rechazada su petición porque consideraron las Grandes Logias de EE.UU. y la Gran Logia Unida de Inglaterra, que el GOE carecía de legitimidad de origen, es decir, recibir una Carta Patente de una Gran Logia regular, o ser fundada por tres Logias regulares en el momento de su Constitución. Por lo tanto, el histórico Grande Oriente Español no era regular (y nunca pretendió serlo) porque había sido, en su día, la fusión de dos Grandes Orientes, en septiembre de 1889, dirigida por Miguel Morayta Sagrario tras unir el Gran Oriente de España (GOdE) y el Gran Oriente Nacional de España (GONE), dos orientes españoles no reconocidos por la regularidad anglosajona e hispana. El citado Morayta fue proclamado como su primer Gran Maestre y contando con 120 logias.  

     Trabajaron siempre bajo los parámetros de la regularidad: Creencia obligatoria en un Ser Superior; admitir sólo varones; colocar en el Ara un libro de la Ley, que en el caso español era la Biblia, y prohibir las discusiones sobre política y religión en las tenidas o reuniones masónicas. El Grande Oriente Español obtuvo el reconocimiento de algunas Grandes Logias Hispanoamericanas regulares.

   Espinar solicitó la baja de la segunda inscripción a nombre del GOEU, perdiéndose así definitivamente la legitimidad histórica de la Masonería simbólica española del ahora fenecido Grande Oriente Español y pasó a formar parte de las nuevas logias regulares de la “Grande Loge National Française” (GNLF) francesa que tenía en España, el germen de lo que sería la Gran Logia de España, de nuevo cuño, de corte anglosajón y reconocida como regular, siendo una nueva singladura de la Masonería española, desvinculada completamente del pasado masónico español. Un grupo de miembros del GOEU que no participaban de la idea de pertenecer a una Obediencia "regular", al frente de los cuales estaba Rafael Vilaplana Fuentes, rescató el nombre, no la tradición que había quedado truncada. Posteriormente Vilaplana y unos cuantos de sus seguidores de "tradición liberal" se escindieron del GOEU (pero son sus continuadores, al desaparecer el grupo restante) y crearon la “Gran Logia Simbólica Española”,  como Obediencia masculina, con Carta Patente del ”Rito Nacional Mexicano”, que después se reconvertiría con el novedoso modelo de las tres opciones, que las logias podían ser masculinas, femeninas o mixtas, y que al final fracasó resultando que todas las logias son mixtas en la actualidad, modelo ya existente en el Derecho Humano, desde sus inicios en París. El Derecho Humano instaló sus logias de nueva planta en España pero sin ninguna relación con el pasado del fenecido GOE o de la Masonería española.

      A partir de esa lamentable división y ruptura definitiva de la legitimidad histórica del Grande Oriente Español personas poco, o nada, escrupulosas han utilizado tan sólo el nombre del GOE y del GOEU (el 31 de marzo de 2001 se unieron el GOEU y la GLE, formando una única Obediencia Masónica), esperando que algún día el Estado Español procediera a indemnizar al Grande Oriente Español por el expolio sufrido en el anterior Régimen, cosa que hasta la fecha nadie ha podido conseguir, a pesar de los intentos por parte de algunos Grandes Maestros.

      He dicho / Es mi palabra

Joseba Errantz, IM, PM


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